El día de hoy, la periodista Carmen Aristegui estableció las condiciones para regresar a la conducción del noticiero matutino de la cadena MVS del cual fue cesada tras hacer cuestionamientos respecto a un supuesto alcoholismo del Presidente Felipe Calderón.
En rueda de prensa para explicar los motivos de su “abrupta” salida de MVS, la periodista dijo que el comentario sobre el supuesto alcoholismo del presidente Felipe Calderón era la simple formulación de una pregunta válida: “el estado de salud de un mandatario es un asunto de interés público, la sociedad mexicana tiene derecho a conocer el estado de salud del Presidente”. Aristegui sostuvo que el cuestionamiento fue duro, pero no injurioso.
La conductora de radio explicó que la Presidencia no hizo comentario alguno pero sí exigió a los dueños, no a la periodista, una disculpa, “¿Qué clase de democracia es esta que por un comentario editorial contra el Presidente se le corta la cabeza a quien habló?, ¿cómo es que pudieron hacer que un empresario se comportara de esa manera para satisfacer la ira presidencial?. Hice un cuestionamiento formal, no hay nada ofensivo en la pregunta”.
La periodista dijo que no rectificaba ni se disculpaba, porque no tenía nada por qué hacerlo, además de que ella no violó ningún código de ética. “Lamento que el presidente y su familia se hayan sentido ofendidos" e indicó que este tipo se situaciones forma parte de la discrecionalidad con la que se manejan los poderes de las telecomunicaciones. "Lo más grotesco y paradójico es que lo que más se benefician de este regímen son los monopolios".
Respecto a la decisión de la empresa MVS, dijo que ésta va en contra de sus intereses al cancelar un espacio crítico, pues con este tipo de acciones, se merma la libre expresión y la conducta crítica, lo que es incompatible con la democracia, e hizo un llamado a la empresa para que no le dieran gusto a quienes disfrutan de este fracaso, pues, aseguró, no se lo merecen las audiencias, ni la familia Vargas, ni el país, pues la decisión tomada es “desafortunada para todos”.
En Casa Lamm de la ciudad de México, Carmen Aristegui afirmó que con este tipo de acciones todos salen perdiendo, “MVS, la independencia editorial, la periodista, la audiencia y la Presidenca" e hizo un llamado a revertir los efectos de la decisión e indicó estar dispuesta a regresar este lunes si MVS retira su comunicado. “Regresemos al aire, la Presidencia tendrá que hacer una valoración de lo ocurrido y aceptar que tenemos derecho a preguntar, México atraviesa por un momento crítico y no está para perder espacios que se han ganado".
Al concluir “la relación contractual” que tenía con Carmen Aristegui desde enero de 2009, MVS muestra que la libertad de expresión se encuentra sujeta al arbitrio de las empresas de la comunicación.
El día de hoy en un comunicado, MVS informa que se rige por un código de ética que signan ambas partes, reportero y empresa, para acordar la relación laboral. Sin que conozcamos en qué consiste ese "Código de Ética" que, por definición, tendría que ser del conocimiento de las audiencias, MVS afirma que se compromete “a rechazar la presentación y difusión de rumores como noticias”, y dice que el pasado viernes 4 de febrero, Carmen Aristegui “dio por válida una presunción” que transgrede el código de ética y, “al negarse a ofrecer disculpas” como lo solicitó la empresa, “decidimos dar por terminada nuestra relación contractual”.
MVS se refiere a los comentarios que hizo la periodista sobre una manta exhibida por el PT en la Cámara de Diputados el día anterior a la emisión del noticiero; en esa manta se alude a un supuesto alcoholismo del presidente Felipe Calderón. “Por lo delicado del tema”, dice Carmen Aristegui, y porque el asunto es recurrente en las redes sociales, Presidencia de la República debería dar una “respuesta clara, nítida, formal, al respecto”. Aristegui pregunta: “¿Tiene o no problemas de alcoholismo el Presidente de la República?”, y luego señala: “no hay nada de ofensivo, me parece, cuando alguien, si ese fuera el caso, atraviesa por un problema de esta naturaleza”.
Al escuchar el audio el lector notará que la periodista no dio por válida presunción alguna, en realidad lo que hizo fue preguntar si tenía o no ese problema de salud el mandatario, y creyó conveniente que hubiera un comunicado oficial al respecto. No vemos qué precepto ético haya sido transgredido por Aristegui y en consecuencia tampoco encontramos razones para que ella se disculpara. En todo caso, a MVS le correspondería argumentar si esa forma de hacer periodismo no va de acuerdo con sus convicciones y, vale decir, sus propios intereses, porque la medida que tomó --atentatoria de la libertad de expresión-- además, se da en el contexto de la renovación de varias de sus concesiones y mientras el gobierno federal define sus pautas de publicidad en los medios de comunicación.
Poco antes de la medianoche del domingo 6 de febrero, precisamente en las redes sociales, se difundió el cese de Aristegui y aún sin conocer la postura de la empresa y de la periodista, una cantidad considerable de usuarios de la web ya expresaban adhesión a la conductora y daban por hecho que el Presidente era alcohólico, lo llenaron de épitetos y expresaron una serie de gracejadas que, en realidad, muestran un fenómeno complejo que convierte el rumor en un hecho (la supuesta enfermedad del mandatario) y lo hace motivo del aprovechamiento político o de la catarsis tan de doble moral que se burla del otro por tener “presumiblemente” un problema de salud.
El lector de etcétera conoce las diferencias que hemos tenido con la periodista en diversos momentos, pero esta vez creemos que MVS se equivocó al suspender su relación de trabajo con Carmen Aristegui, lo cual, entre otras cosas, comprueba una vez más que en el ámbito de la radiodifusión, como en todos los órdenes de la vida, no existen buenos ni malos, o sea, no hay empresas buenas y empresas malas, sino consorcios que definen los contenidos de las noticias según sus intereses aunque resulten, como es el caso, atentatorios de la libertad de expresión.
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