miércoles, 3 de febrero de 2010

LA IZQUIERDA DE LA TIERRA.




Las izquierdas en América Latina comparten lo principal, es decir, las causas de sus luchas y la necesidad ética de lograr la liberación de sus pueblos. La desigualdad es la vergüenza de los latinoamericanos, lastima y divide a los pueblos, es origen de sufrimiento de millones de personas y causa la muerte a otros tantos por desnutrición, enfermedades curables, ausencia de servicios públicos básicos o por la inexistente infraestructura sanitaria. Al estar clara la bandera de lucha de las izquierdas en el mundo, en el caso de América Latina los pueblos impulsaron por la vía pacifica y democrática gobiernos de izquierda que remediaron con políticas publicas la miseria y el abandono que los Estados han dejado por causa de la aplicación de políticas neoliberales, es decir, de la desnacionalización de los factores productivos y extranjerización de los recursos ambientales no renovables y naturales en general. La renuncia a la regulación del mercado por medio del Estado y la voracidad y egoísmo infinito de las burguesías nacionales (oligarquías) y de las empresas trasnacionales dispuestas a saquear y a contaminar lejos de sus países de origen, fueron factores que detonaron la oleada de gobiernos izquierdistas en el continente. El rostro político del nuestra región ha cambiado en estos últimos 10 años: ya no es sólo Cuba, ahora también Chile, Uruguay, Argentina, Venezuela, Brasil, Paraguay, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Guatemala, Honduras, Jamaica y El Salvador. En México y Perú estuvieron muy cerca Andrés Manuel López Obrador y Ollanta Humala, quienes fueron despojados, uno por un fraude electoral evidente y el otro en un proceso marcado por la inequidad y la intervención del Estado en favor de Alan García. Pero la izquierda chilena ha parecido una derecha cargadita al centro: primero Ricardo Lagos y después Michelle Bachelet gobernaron sin ninguna política contundente en beneficio de los pobres de ese país andino, complementaron sus administraciones con las reglas de la economía imperialista y con frecuencia estuvieron más preocupados por quedar bien con Washington que con las carencias de su pueblo, las cuales son graves y lesionan el bienestar general. En contraste, Bolivia vive una revolución pacifica, a pesar de la presión a veces violenta de la derecha focalizada principalmente en el rico y oriental departamento de Santa Cruz. El presidente Evo Morales nacionaliza los recursos naturales de su patria, defiende la producción de la planta de coca; apoya a los niños y a los adultos mayores con transferencias directas de recursos, ayuda a los indios, organiza al pueblo para mejorar sus condiciones de vida y opta por fortalecer la economía regional al participar en el Alba (Alianza Bolivariana de América). El resultado electoral en Bolivia demuestra cuál es el gobierno que hace y comunica al pueblo algo: Morales Ayma es reelecto con el 63% de los sufragios y de inmediato anuncia la profundización de las reformas. En Chile, la izquierda queda en tercer lugar con menos del 7% de los votos y con el riesgo de que la derecha pinochetista reconquiste el poder político recuperado del propio dictador mediante elecciones democráticas en 1990. Da pena oír en México voces que llaman a construir una izquierda perredista moderada, dizque moderna e” inteligente”, sin intolerancias ni fanatismos, que trate con el gobierno espurio –al cual acordó en el 11° Congreso Nacional Extraordinario en 2007 desconocer- y que decline su política combativa, de protesta y de denuncia. Como si la gente olvidara el fraude y no supiera que Calderón es el espurio. Seria tanto como no comprender por donde la llamada izquierda chilena se extravió al grado de estar a punto de entregar el poder a los herederos del mismísimo Augusto Pinochet.






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